La Manitas de Sacramenia; emprendimiento con tradición

Belén Martínez Vela cuenta que, como mujer emprendedora que es, su inquietud y su pasión por el mundo rural le hicieron plantearse varias cosas; qué es lo que quería hacer, a qué se quería dedicar, qué cosas merecían la pena. 

Sacramenia es un pueblo de la provincia de Segovia que está ligado al cordero en su más amplio sentido, desde su cría, hasta su disfrute en la mesa. El lechazo asado de este pueblo tiene mucho prestigio y una calidad extraordinaria, pero no hay que olvidarse de esas otras recetas que han cocinado nuestras antecesoras durante toda la vida. 

Una de esas recetas es el guiso de manitas de lechazo, que ha sido siempre una receta de tradición familiar muy apreciada. “Es una pena que no se aprovechen, ya que son muy laboriosas de preparar y no se tiene tiempo para cocinar”, nos cuenta Belén. “Mi abuela me enseñó a cocinarlas, así que llevo más de 20 años haciendo manitas para las meriendas en la bodega con los amigos, ya que siempre me las piden porque les encantan”. 

Belén, bromeando, siempre comentaba que, algún día, las cocinaría y las envasaría para que todo el mundo pudiese disfrutarlas ya preparadas, y de ahí nace todo el proyecto que hay detrás de La Manitas de Sacramenia

El proyecto que ha emprendido Belén tiene que contextualizarse para entender exactamente el reto que ha supuesto. Según nos cuenta, “emprender no es fácil, pero hacerlo en el medio rural creo que tiene un extra de dificultad, hay muchas barreras que todavía existen, hay que ser muy perseverante, muy constante para conseguir llevar a cabo cualquier proyecto”.

Pero, a pesar de todo, Belén está satisfecha y muy contenta con haber sacado al mercado un producto que tiene unos valores muy marcados que ella misma ha querido adherir a su marca desde el comienzo; su proyecto destaca por ser tradicional, artesano y natural, unas características que para ella son fundamentales. “Esa es la razón de hacer lo que hago y donde lo hago, además me siento una privilegiada por hacerlo en mi pueblo, Sacramenia, el lugar donde yo he elegido estar. Recuperar esta receta y poder envasar un pedacito de nuestra tradición, llegar a cualquier persona en cualquier sitio, compartir y transmitir nuestra pasión por el cordero… es un orgullo poder desarrollar un proyecto que dé visibilidad al medio rural haciendo lo de siempre, como nunca antes se había hecho”, nos cuenta. 

En este sentido, Belén considera que “somos lo que somos gracias a lo que hemos vivido antes”, toda una declaración de intenciones que deja claro que lo que ella pretende con su labor es mantener la tradición culinaria de sus antepasados, y hacerla llegar a nuevas generaciones.

Por último, Belén tiene claro cuál es el punto clave que la impulsó a fundar su propia empresa: “lo más fundamental es tener ilusión, creer en ti y en tu proyecto. Luchar por lo que uno cree es muy bonito y muy satisfactorio. Es muy duro y muy solitario, pero es muy gratificante”. Toda una lección de perseverancia, ilusión y pasión por lo que uno hace. 

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