Panadería Juan Sanz: Siglos de tradición rural

Corría el año 1641 cuando Don Mariano Saenz, procedente del norte de la península, se asienta en la localidad de Santo Tomé del Puerto (en concreto en la pedanía de Rosuero) y construye una gran casa que usa para asistir a los trashumantes como parada y fonda, ya que contaba con un horno anejo a la vivienda en el que fabricaban los primeros panes de la familia.

Tras perderle la pista y una letra del apellido, durante más de 200 años aparece en los escritos Dionisio Sanz, el primer maestro panadero del que se tiene registro en la familia. Desde este momento, en el lejano año 1882, el secreto del pan se ha ido pasando de generación en generación. Tras él llegó su hijo Juan, quien da nombre a la actual panadería, y su mujer Fernanda. A su vez, a Juan le relevó su hijo  Juan Carlos y su nuera Mercedes, que fueron los verdaderos pioneros en la panadería. Ellos crearon nuevos productos y pasaron de hacer tan sólo pan y algún bollo en fiestas a una carta con más de 200 productos. Por ello,  llevaron a cabo dos grandes ampliaciones de la panadería, convertida en una referencia en la zona.

En la actualidad,  los hermanos Sanz Arranz (quinta generación) «han tomado los mandos de la nave», destaca Luis, que a pesar de su juventud es el nuevo maestro panadero. Esta nueva dirección llega con nuevas ideas y aquella frontera que les separaba de Madrid ha sido derribada con la irrupción de nuevas tiendas propias en dos de los mercados más castizos de Madrid: Chamartín y Chamberí.

Tanto Luis como Carlos, recuerdan como hace 20 años, cuando casi no asomaban por encima del mostrador, tenían que despachar y traer la leña para el horno, para que sus padres pudieran descansar un poco, ya que los limitados márgenes de un producto de primera necesidad como el pan no eran suficientes para contratar un empleado. Ahora, pueden asegurar con orgullo que, gracias al trabajo de sus padres, disponen de una panadería con más de 20 trabajadores y que, gracias a la calidad de sus productos, han podido dar ese salto a Madrid.

Carlos nos confiesa  cómo la irrupción de la pandemia fue una de las principales razones que les impulsó a estas nuevas aperturas. “De repente, y de un día para otro, ves que el 95% de tu clientela no puede venir a comprar y hay que continuar haciendo frente a los gastos. En menos de un mes perdimos 40.000 euros y no íbamos a aguantar mucho a ese ritmo. Fue en ese momento cuando la familia se unió más que nunca y con mucho trabajo pudimos sacarlo  adelante iniciando un reparto a domicilio a Madrid. Esto nos descubrió que nuestros productos tenían cabida en un mercado tan competitivo como el madrileño”

El tiempo y el mimo son los estandartes de sus productos. Los de Juan Sanz destacan que sus dulces y panes son como ellos: segovianos y rurales. Afirman que “hubo un tiempo en el que te avergonzabas de ser de pueblo. Nosotros somos rurales y segovianos y nos encanta, no pudimos elegir nacer aquí pero sí elegimos volver. Seguramente, si no lo fabricáramos aquí, nuestros productos perderían su alma. Queremos seguir haciendo productos de pueblo en el pueblo, aunque vendamos fuera.”