El vecino de Boceguillas que se convirtió en panadero en plena posguerra

La panadería M. Sanz, situada en el corazón de Boceguillas, nació en 1940, una época de dificultades económicas tras los avatares de la Guerra Civil española.

Precisamente, el origen de este negocio familiar surgió ante la solicitud de las autoridades locales de satisfacer la demanda de un alimento de primera necesidad como es el pan, tanto para los vecinos del pueblo, como para aquellos que iban de paso y sobre todo para los soldados que en esos tiempos tenían asignada como base el municipio de Boceguillas.

El alcalde de la localidad encarga a Maximino Sanz de la Orden que sea él quien elabore este alimento, ya que al parecer era uno de los vecinos del pueblo que tenía un horno de mayor tamaño. Y así es como el matrimonio formado por Maximino y Florentina Estebaranz ponen en marcha una panadería que se ha ido renovando hasta nuestros días.

El nuevo panadero y su hijo Maximino Sanz Estebaranz iban con el carro cargado de cereal al molino, situado a 12 kilómetros de su casa, para hacer el camino de vuelta con la harina, momento en el que aprovechaban también para recoger estepas para encender y calentar el horno en el que se cocía el pan, un producto que en aquellos años era negro, el denominado pan negro.

Se trataba del único pan que podía permitirse la mayoría de la población, porque era el más barato y el que se repartía con las cartillas de racionamiento (vigentes hasta 1953). Eran hogazas de unos dos o tres kilos, elaboradas con harina sin refinar y con parte de las pieles de la semilla del trigo (el salvado). Un producto que en la actualidad se percibe como saludable, rico de sabor y gourmet.

Con el paso de los años y la desaparición progresiva de los hornos caseros, Maximino fue aumentando exponencialmente su actividad y amplió el reparto a los pueblos más próximos a Boceguillas, a los que acudía en un carro tirado por caballos.

Cuando sus padres decidieron jubilarse, Maximino ‘hijo’ puso en marcha un nuevo local en el que instaló su primer horno giratorio de suelo refractario. Poco a poco, el negocio se fue afianzando, lo que permitió la incorporación progresiva de las nuevas tecnologías en maquinaria: amasadora, pesadora o boleadora, que permitieron agilizar el trabajo y ampliar la gama de productos sin perjuicio de la elaboración artesanal ni de su nivel de calidad final.

El único hijo varón de Maximino, Francisco Sanz González, decide seguir la tradición familiar y convertirse en panadero, algo que había aprendido desde pequeño echando una mano en el negocio familiar. Tras cursar estudios en la Escuela de Panadería de Madrid y hacer numerosos cursos de perfeccionamiento y especialización en distintos centros de España, se asocia con su padre en la empresa panadera.

Ambos ampliaron tanto el obrador como el despacho, en mayo de 1999, para poder atender mejor a sus clientes sin variar ni un ápice el proceso artesanal de elaboración de sus productos, gran parte de ellos rescatados de las recetas de los abuelos, algunos de antiguas fórmulas encontradas en viejos libros o facilitadas por los ancianos de la zona, y otros muchos de la investigación y el aprendizaje de Francisco Sanz.

Tras la jubilación de Maximino Sanz Estebaranz, su hija Sara se suma al negocio junto a su hermano Francisco. En 2007, trasladan las instalaciones de fabricación y venta a un local de nueva construcción y de mayores dimensiones. En 2009 la empresa abre su tercer local de venta en la localidad burgalesa de Aranda de Duero.

En la actualidad, los dos hermanos continúan al frente de la empresa con la vista siempre puesta en el crecimiento y la innovación, sin olvidar ofrecer la máxima calidad y el carácter artesano y auténtico de sus productos.

 

¿Dónde?

Panadería Pastelería M.Sanz

Autovía A-1, salidas 115 y 118 (vía de servicio)
40560 BOCEGUILLAS (Segovia)