Las tendencias más vanguardistas de la cocina contemporánea incorporan en nuestro imaginario gastronómico fusiones que, a priori, suenan disparatadas, pero que luego resultan ser un gran descubrimiento para nuestro paladar.
Haciendo homenaje, aunque salvando las distancias, a ese clásico noventero hecho a base de chorizo con nocilla, merienda estrella de los adolescentes más arriesgados, llega un puro chocolate negro, elaborado por Petitsaltysweet, y coronado con un crujiente de jamón de los cuellaranos de Ibéricos de Vegaseca.
Se trata de una fusión de tradición e innovación sin perder el carácter artesano, natural y auténtico en la elaboración de este chocolate, que cuenta con los mejores cacaos del mundo como materia prima y el jamón ibérico de nuestra Tierra de Pinares.
Un chocolate muy nuestro porque, además, está decorado con el clásico esgrafiado de Segovia, una de las señas de identidad de nuestra arquitectura ornamental, de origen mudéjar y documentada ya desde la época de los etruscos.
Aunque lo importante es la explosión de sabor que produce: el chocolate negro se mezcla con una sugerente proporción de virutas de jamón ibérico crujiente. Primero, se siente el intenso sabor del chocolate, dejando para el final el gusto a jamón ibérico, que aporta el toque salado en un contraste que no te dejará indiferente.
Al abrir la tableta, se puede apreciar en la superficie del chocolate las virutas de jamón ibérico. Podría parecer que son dos elementos y sabores que no se pueden asociar, un poco chocantes, pero nada más lejos de la realidad. La sensación que produce es excelente y muy novedosa, ideal para los amantes del jamón ibérico y, como no, del chocolate.
Dos sabores que no producen una emulsión en boca, sino que cada uno va por separado para que se pueda degustar mucho mejor. Una combinación perfecta y adecuada para cualquier momento, además de ser una propuesta que se aleja de las bombas de azúcar propias de los chocolates que copan el mercado.
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